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Sapiensex en la radio: Cuando el amor se acaba

Esta vez, en el Espacio Sapiensex de Dos Rombos, hablamos de cuando el amor se acaba.

Os dejo la transcripción del programa y el enlace al vídeo en streaming por si lo quieres escuchar: Dos Rombos, programa 91#

 

Antes, las relaciones de pareja eran para toda la vida, quisieran o no, un hombre y una mujer comenzaban su relación de adolescentes o jóvenes y así para siempre. Y ni siquiera existía el derecho a separarse o divorciarse.
Hoy en día, ese derecho sí existe a nivel legal, aunque no tanto a nivel de valores sociales.

El origen de ésta forma de pensar lo encontramos incluso en los cuentos de princesas y príncipes se cierran siempre con ese… para siempre jamás. O… fueron felices y comieron perdices.

También escuchamos frecuentemente frases del tipo:

– Sin ti no soy nada,
– El amor lo puede todo,
– Por ti muero,
– por ti pasaría el polo norte en camiseta de deporte
– Mi media naranja.
– Amor para toda la vida…

Estas ideas que nos condicionan totalmente en nuestro modo de entender las relaciones de pareja. Nos hacen creer en esa idea romántica del amor es para toda la vida y el amor es un todo indestructible.

Sin embargo, ¿a quién no nos han dejado al menos una vez en la vida? ¡Incluso varias! O ¿ quién no hemos terminado una relación de pareja?

Hoy en día damos por hecho que las relaciones de la gente joven son finitas. Terminarán antes o después. Aunque desgraciadamente esto solo lo pensamos el resto de las personas, pues esa pareja espera que sea la relación definitiva.
Lo mismo nos pasa a las personas adultas, con cada relación amorosa, esperamos que sea la última, la definitiva.

Yo tengo muchas amigas y conocidas que me han dicho “ya no creo en el amor”, y sin embargo lo siguen buscando deseosamente.

Tenemos un ideal de cómo deben ser las relaciones de pareja, que cuando las tenemos y éstas no encajan, pensamos que hay que cambiarla o terminarla. Con esa idea de amor romántico de media naranja o amor como un todo, nos cuesta ver la relación como realmente es, apreciarla tal cual en vez de intentar cambiarla. O peor aún, no atrevernos a dejarla cuando ya no nos aporta lo que necesitamos y nos hace sufrir más que otra cosa.

Pero bueno, el cómo vivir las relaciones para que fluyan mejor es otro tema… hoy quería pensar con vosotros y vosotras sobre cómo enfrentarnos a una realidad, nos guste o no, que son el fin de la relación.

Sin embargo, en España 2 de cada 3 matrimonios se separa.

Así que como este es un hecho, nos guste o no que nos va a pasar, tendremos que pensar en cómo llevarlo de la mejor manera. Así que aquí viene la pregunta Sapiensex del día:

Al Terminar una relación de pareja, ¿Tengo que rehacer mi vida?
En absoluto.
Esta expresión tan cotidiana, quiere decir que el amor no es sólo el centro de nuestras vidas sino que además es un todo.

A veces esto es así en determinados casos, especialmente en aquellas personas dependientes de sus parejas. Esto ocurre en personas que no han construido otras facetas de su vida, yo, en terapia siempre lo explico del siguiente modo, si tuviéramos una mesa compuesta de una tabla y una única pata, si ésta pata desaparece la mesa se cae. También si las dos únicas patas que tuviera se compusieran de hijos y marido, algo muy común en las mujeres. en estos casos, la tabla, que soy yo, también me caería y sentiría que tengo que rehacer mi vida.
Sin embargo una vida completa y satisfactoria se compondría de varias patas, el amor de pareja, los hijos e hijas si los hay, las amistades, el trabajo, el ocio, la parte intelectual, el deporte, la espiritualidad, la incidencia política si la hago… y cada uno de estos aspectos sería una pata importante que me sostendría. Cada una con un grosor distinto, pero todas haciendo de sostén. De modo que cuando una de estas patas se rompiera, yo notaría la cicatriz, el vacío que ésta deja, pero no me derrumbaría. Por tanto no tendría que rehacer mi vida, si no reestructurarla.

Tenemos un gran problema social y es que el amor nos lo han vendido como un constructo social que va acompañado de felicidad. Si tienes pareja, serás feliz, si no…ni podrás hacer un crucero, ni te beneficiarás del dos por uno, serás la persona singular en las celebraciones bodas y siempre se te concederá la duda de… con lo majo o maja que es, si sigue soltero o soltera…será por algo…

Además, por otro lado, las relaciones buenas son las duraderas, y habrá que hacer todo lo posible para que no terminene, pues… tienen que durar para toda la vida, ¿recuerdas?

Esto hace que nos aferremos a las relaciones pase lo que pase.
Pensamos q con q haya amor es suficiente y no es así, a veces se puede romper una relación aunque haya amor. Incluso queriendo mucho a la otra persona. Pero con el amor no basta. Es un ingrediente imprescindible, pero no suficiente.

Hay muchas formas de amor y el amor q yo siento por la otra persona tiene que corresponder con las expectativas que tengo de mi pareja. A lo mejor la quiero mucho pero yo espero de una pareja q sea más activa, q hagamos más cosas, q sea más activo o más intelectual… No sé, otra cosa al fin y al cabo.

También puede pasar que mi novio me ofrezca lo que yo deseo en un momento de la vida, pero que con el tiempo, ambas personas evolucionemos en direcciones no paralelas y esto haga que nos vayamos distanciando al tener deseos, necesidades, expectativas diferentes.

Ruptura evolutiva

Quien bien te quiere te hará llorar.
Esto no significa que nos hayamos mentido en el “te querré para siempre”. Probablemente cuando nos lo dijeron se sentía con el corazón, pero la realidad fue por otros derroteros y 3 años después… piense y sienta de otra manera.

Eso sí, estas cosas no son de un día para otro, son procesos, y pueden ocurrir.
En consulta me he encontrado a muchas personas que me decían, ¡pero si todo iba bien, no teníamos problemas, y de repente me ha dejado!

En estos casos, indagando en su relación de pareja, acaban identificando que sí había muchas señales, quizás la otra persona no se sentó a decir: Algo me pasa, sino que simplemente fue dejándose llevar por la relación, mientras que por dentro se iba apagando y probablemente abriéndose a otras alternativas: más tiempo de ocio, inmersión en el trabajo, tiempo con los amigos y… muy probablemente, la gota que colma el vaso y facilita la toma de decisiones, es la aparición de otra persona.

Pero claro, las separaciones son en muchos casos dolorosas. No es como dicen por ahí que la gente joven no aguanta nada y se separan a la primera de cambio. No es así. Es más, creo que en las relaciones más estables, tardamos demasiado en separarnos y cuando lo hacemos lo hacemos tarde y mal. Yo siempre digo que deberían enseñarnos también a separarnos. Romper con la idea de para toda la vida y asociarla al “mientras dure”.

¿Cuándo no me separo a tiempo?

– Cuando me empeño en cambiar a la otra persona y no aceptar cómo es. Para bien o para mal más me vale. O para quererla y compartir también sus defectos, o para alejarme de esa relación porque me puede lastimar.
– Cuando me enfrasco en una ruptura evolutiva, es decir, aquellas de “ni contigo ni sin ti”. Y cuando nos juntamos no somos felices y cuando nos dejamos tampoco. Y me quedo dando vueltas en un círculo vicioso que no me lleva a ninguna parte.
– Cuando creo eso de que quien bien te quiere te hará llorar. Pues asumo que el sufrimiento es parte del amor. Que el amor duele y entonces no me protejo lo suficiente ni me brindo la oportunidad de entablar otras relaciones más sanas y saludables.
– Puede ocurrir también que conocer a otra persona y comenzar una relación paralela no ayude a tomar decisiones, si no a confundir más todavía y hacer desearlo todo: Quiero seguir con mi marido, por ejemplo, por la estabilidad que me da, por no desestabilizar a la familia, por miedo al cambio… pero a la vez quiero conservar aquello que estoy descubriendo que me aporta pasión, juego, novedad…

Esto es el “lo quiero todo”. Pero no puede ser si las otras partes no lo aceptan.
En las relaciones, el modo de entablarlas debe ser elegido y negociado por ambas partes, si no, habrá mucho sufrimiento.
Respecto a las emociones que podemos sentir en los procesos de ruptura son varios.

Si nos han dejado: sentiremos rabia, culpa, indefensión, incomprensión…
Necesitaré comprender qué ha pasado, porqué hemos llegado a ese punto. Y es probable que me culpe por no haber sido suficiente o que tenga mucha rabia hacia mi ex por no aceptar la ruptura o su forma de hacerlo.
Pero claro, que nos dejen es muy doloroso, pero dejar, tampoco es fácil. Aparece el miedo a la equivocación, el sentimiento de culpa…

Aunque en estos casos puede ser más fácil, pues el proceso de duelo ya lo puedo tener más elaborado, aunque en ambos casos debo superarlo.

Pero, ¿en qué consiste superar un duelo?

Los duelos son los procesos emocionales por los que pasaré cada vez que pierda algo muy querido. Y consiste en 5 etapas:
Negación
Rabia
Depresión
Aceptación.

En la primera etapa de negación, no quiero ni pensar en lo que me ha pasado. No me lo creo, hago todo lo posible para que no ocurra, busco alternativas para volver al estado anterior. “no me lo puedo creer”
Y cuando veo que esto no es viable, me entra la rabia: ¿Por qué?, ¿cómo ha podido…?,
¡“Cómo se le ha ocurrido” o “Cómo no me di cuenta”!
Una vez superada esta etapa, comienzo la etapa de la depre y el decaimiento. Voy dándome cuenta de lo que me ha pasado y me agoto. ¿Qué voy a hacer ahora?, “nunca voy a conocer a nadie como ella”, me dejó por una más joven y guapa porque yo soy fea y mayor.

En estas fases puedo estar más o menos tiempo, dependiente de cómo sea yo, de mi actitud vital, y también de cómo esté en ese momento. Hay personas que transitan por esas etapas una detrás de otra, otras persona que van de adelante atrás y vuelta a empezar durante una temporada de sus vidas, y otras, se quedan enganchadas en una única etapa.

Sea cual sea el caso, sólo se saldrá de aquí llegando a la 4ª y última etapa, la de la aceptación.
Y para ello hay que tener unos aspectos claros:

1. Podemos elegir con quién y durante cuánto tiempo deseamos mantener esa relación.
2. Las relaciones no tienen por qué ser para toda la vida.
3. Una relación sana es aquella que me aporta más de lo que me quita
4. Como siempre digo, en el amor 1+1=3. Es importante cuidar la relación de pareja, no sólo para que funcione mejor, sino también para que, llegado el caso, cuando deje de existir yo no me hunda.
5. Que no me quieran no significa que no valga, simplemente que la otra persona tiene otras expectativas.
6. Que me dejen no significa que gente rara o no querible.
7. Es bueno saber que el duelo es un proceso y cuando me sienta rabiosa o deprimida recuerde que son fases que debo transitar hasta llegar a la aceptación

Como siempre, para superar el dolor y seguir creciendo es bueno leer, y os recomiendo alguno libros.

Para mujeres: de nuevo soltera, es un libro excelente, aunque ya sólo se encuentra de segunda mano, pues está descatalogado. Y ya no sufro por amor de Lucía Extebarría es, además de divertido, revelador. Solas también me gustó mucho, de Carmen Alborch o la princesa q no creía en los cuentos de hadas, de Marcia Grey.
Y para hombres y mujeres, os recomiendo Amar o depender y ya te dejé, ¿ahora cómo te olvido? De Walter Risso.

Y si con esto no es suficiente, no dejéis de acudir a terapia. Cuando a solas no se puede, es bueno pedir ayuda. Si estás por Málaga yo te puedo ayudar, si no, te recomiendo que busques una terapia con enfoque de género.

Y bueno, ya sabéis, las rupturas de pareja son parte de la vida y es bueno saber cómo afrontarlas.

Así que ya me despido hasta el próximo espacio Sapiensex el mes que viene, y mientras en el blog www.sapiensex.com